¿De dónde viene el TDAH?

El TDAH no tiene una sola causa. Es más bien el resultado de una mezcla entre genética, funcionamiento del cerebro y factores del entorno. Por eso, no se manifiesta igual en todo el mundo.

La genética tiene mucho que ver

Sabemos que el TDAH suele “venir de familia”. Si alguien lo tiene, hay más probabilidades de que algún padre, hermano o hijo también lo tenga. Se han identificado varios genes relacionados, sobre todo con la dopamina, que afecta al foco, la motivación y el control de impulsos.

El cerebro funciona diferente

Las personas con TDAH suelen tener algunas zonas del cerebro que maduran más lento o funcionan de forma distinta, sobre todo las que regulan la atención, el movimiento y las emociones. También hay diferencias en cómo se comunican las distintas partes del cerebro entre sí. De ahí que ciertos medicamentos, como los que aumentan la dopamina, ayuden.

El entorno también influye

Cosas como el consumo de tabaco o alcohol durante el embarazo, un parto complicado, el estrés en la infancia o una crianza muy caótica pueden aumentar el riesgo de TDAH o agravar los síntomas. No son la causa directa, pero sí pueden afectar si ya hay una predisposición.

Es la combinación lo que cuenta

En resumen: la genética pone la base, el cerebro marca cómo se manifiesta, y el entorno puede hacer que se note más o menos. Por eso, no hay dos personas con TDAH exactamente iguales.

Entender esto es clave

El TDAH no es falta de voluntad ni un problema de crianza. Es una condición real con bases biológicas claras. Comprenderlo ayuda a quitar etiquetas injustas y a encontrar el apoyo que cada persona necesita.

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